¡Aterrizaje! Por primera vez en la historia de la humanidad hemos posado una nave espacial sobre la superficie de un cometa.
Después de un viaje de 10 años, Rosetta y Philae finalmente alcanzaron su destino en el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko en agosto. Desde entonces, Rosetta ha estado acercándose más y más al cometa, preparándose para el siguiente reto de la misión - dejar caer a Philae sobre la superficie.
Cuanto más se acercaba Rosetta a este extraño mundo, más maravilloso se volvía. Descubrimos que está lleno de cráteres, altos precipicios y rocas del tamaño de casas. ¡Hasta tiene chorros de gas y polvo que salen expulsados de la superficie!
Después de muchas semanas estudiando la superficie del cometa, los expertos finalmente escogieron el mejor lugar para que Philae aterrizara. Una vez tomada esta decisión, la siguiente tarea fue elegir la mejor trayectoria alrededor del cometa para que Philae aterrizara en el lugar correcto.
Finalmente llegó el momento de que Philae se despidiera de Rosetta y se preparara para su mayor desafío. Ayer, temprano por la mañana, Philae empezó su largo descenso hacia el cometa. Durante siete horas de alta tensión permanecimos sentados sin poder hacer nada mientras Philae iba a la deriva por el espacio, sin ninguna posibilidad de controlarla si se salía de su curso.
¡Finalmente, con un enorme suspiro de alivio y un gran aplauso general, nos llegó la señal desde Philae de que había llegado a salvo y que se había logrado esta extraordinaria hazaña!
Philae ya ha empezado a recolectar tanta información como puede sobre este fascinante mundo en miniatura. Junto con Rosetta, que está en órbita cerca por encima el cometa, la pequeña sonda nos ayudará a comprender uno de los objetos más viejos de nuestro Sistema Solar.
El cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko viaja zumbando a 60.000 kilómetros por hora hacia el Sol, ¡esto es más del doble de la velocidad del transbordador espacial!