Aproximadamente una o dos veces cada 100 años, una gigantesca bomba nuclear explota en nuestra Galaxia. ¡En sólo unas pocas semanas expulsa tanta energía como lo hará nuestro Sol en toda su vida! Esta potente explosión se llama "supernova" y es el resultado de una estrella que acaba dramáticamente su vida.
La supernova más reciente de nuestra galaxia, la Vía Láctea, ocurrió sólo hace poco más de 100 años. Pero, por desgracia para nuestros tatarabuelos, la explosión estaba escondida detrás de gruesas nubes de gas y polvo cósmico, lejos de la Tierra. Así que no pudieron ser testigos de esta rara visión. Debido a este polvo cósmico, no fue hasta 2008 que un grupo de astrónomos finalmente se tropezó con los escombros de la estrella destruida, que puedes ver en esta fotografía.
Normalmente, cuando se produce una supernova como ésta, el material de la estrella es expulsado por igual en todas direcciones. Esto forma una nube que es más o menos bonita y simétrica, pero el objeto de esta imagen no sigue ese patrón ordenado. La mayor parte del material de la estrella fue expulsado hacia la parte de arriba de la imagen, y todavía está viajando extremadamente rápido en esa dirección. A partir de estas pistas, los astrónomos han deducido que ésta debe de haber sido una explosión de supernova inusualmente energética y desastrosa.
Hasta donde sabemos, la última supernova en la Vía Láctea se produjo hace más de cien años. Si ocurren en promedio cada cien años o por ahí, debería de producirse otra realmente pronto. ¡Mantén tus ojos abiertos hacia lo cielos y podrías ser el que la vea primero!
Hubo una supernova famosa al final del siglo XX, llamada SN1987a. Esta explosión se produjo en una galaxia cercana, ¡y fue tan potente que permaneció visible durante cuatro meses enteros!